

La imagen recrea un momento de la audiencia celebrada el 31 de mayo de 1963 en la Tercera Cámara Penal del Distrito Nacional, correspondiente al juicio seguido contra el locutor Freddy Beras Goico. Sentado en el banquillo, el acusado Beras Goico. Al fondo, el licenciado Damián Báez B., abogado defensor; de frente, el doctor Bruno Rodríguez Gonell, juez presidente del tribunal. También aparece el secretario de la sala, Luis E. Cambero Gil. Hay un querellante de pie.
El 31 de mayo de 1963, el reconocido locutor y productor de televisión Freddy Beras Goico fue descargado por la Tercera Cámara Penal del Distrito Nacional, tras enfrentar una acusación por supuesta violación a la Ley sobre Difusión y Expresión del Pensamiento. La querella, impulsada por sectores que se sintieron ofendidos, alegaba que Beras Goico había irrespetado la figura del entonces presidente de la República, profesor Juan Bosch, a través de un segmento humorístico transmitido en uno de sus programas.
Durante el proceso, presidido por el juez Bruno Rodríguez Gonell, el doctor Damián Báez B. asumió la defensa del acusado. Báez, abogado graduado en 1923, sostuvo que se trataba de un juicio con tintes políticos y defendió el contenido del programa como una expresión legítima del humor, sin intención de herir ni deshonrar a ninguna persona. Su alegato apuntó a la necesidad de proteger la libertad creativa frente a interpretaciones descontextualizadas.
Durante la audiencia, la defensa enfatizó que la libertad de expresión debía ser respetada como un pilar democrático, y que el contenido del programa en cuestión no vulneraba derechos fundamentales. Con la decisión de descarga, el tribunal marcó un precedente importante en torno a los límites del humor y la crítica social en los medios de comunicación dominicanos.
Freddy Beras Goico, figura emblemática del entretenimiento dominicano, fue mucho más que un comediante: fue un defensor de los valores, la solidaridad y el compromiso social. A lo largo de su carrera, dejó una huella imborrable como conductor de programas como El Gordo de la Semana y Punto Final. Falleció el 18 de noviembre de 2010 en Nueva York, dejando un legado de honestidad, humor y sensibilidad social que aún perdura en la memoria colectiva del país.